martes, 29 de diciembre de 2009

La derrota del 13 de diciembre

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Luis Correa Bluas
Abogado. Master en Derechos Fundamentales de la Universidad Carlos III de Madrid. Director del Instituto Igualdad.
http://www.igualdad .cl
El 13 de diciembre fuimos derrotados, hubo un ganador: Piñera y hubo un perdedor: Frei.
 
Quienes hemos votado Concertación desde el 5 de octubre de 1988 perdimos frente al candidato de la Alianza por 14 puntos. Debemos apreciar ese dato, de no hacerlo, el 17 de enero próximo será sólo un trámite para la derecha. Pretender sumar, calculadora en mano, los votos de Frei, Arrate y ME-O en primera vuelta y luego concluir que ser más del 44% de Piñera nos asegura el triunfo a las fuerzas de centro y progresistas, es estúpido y ofende nuestra inteligencia.
Esta segunda vuelta, creemos algunos, se puede ganar sumando y evitando a todos aquellos que desde el discurso de la complacencia que dan los años, desde la comodidad y sedentarismo los volvió obesos mórbidos, déspotas y capaces de sostener discursos tan disociados de lo que somos los chilenos y chilenas de hoy, como un vocero que en un acto ya de no ignorancia, sino de falta de lectura, asocia la homosexualidad con la pedofilia, algo que ni él propio Kast podría afirmar sin ruborizarse.
 
En esta segunda vuelta deberemos ser claros. El Presidente Frei impulsó en su mandato la reforma más potente al sistema de justicia después del Código de Bello, ello no se condice con el discurso del mismo vocero flojo de lectura, que  amenaza con acusar constitucionalmente al actual Presidente de la Corte Suprema por señalar algo que en todos los foros especializados se sostiene desde larga data. La puerta giratoria sirvió a Lavín en 1999 y en 2005, hoy es más bien una payasada o franca incompetencia, y entonces a pesar de algunos que posan de progresistas pero desprecian las manifestaciones ciudadanas y las criminalizan, no han tenido el tiempo de leer los informes de la Fiscal Judicial de la Corte Suprema, cuya estatura intelectual es incuestionable, y en los que se lee de manera muy nítida: la vida humana es incompatible en el régimen carcelario chileno.
Suscribo sin reserva con todos y todas que en estos días, lejos de aquellos ansiosos de acreditaciones para estar donde estén las miradas del candidato, rogando algunos y cruzando los dedos los otros que sea electo, más bien pensando en  la matrícula del colegio de las niñitas en marzo. Que para ganar a Piñera, debemos afirmar lo hecho en estos 20 años. Pero no basta, es preciso un Nuevo Pacto Social en que la diversidad sea un valor y el diálogo inclusivo un supuesto de legitimidad.
Si somos capaces de empatizar con aquellos que votaron por opciones de izquierda o liberales, deberemos prometer al pueblo mapuche que ningún niño indígena será asesinado por las Fuerzas Policiales. Que entendemos que su demanda no sólo es legítima, sino que son parte esencial de nuestra historia, nuestro presente y futuro. Que reconocemos que en la construcción del Estado Nación sus derechos fueron conculcados, que les quitamos la tierra, la vida y su dignidad; y que estamos disponibles a discutir un Estatuto de Autodeterminació n en sus territorios ancestrales.
 
Para convocar a aquellos que han votado por ME-O convencidos de un proyecto que mezcla libertades públicas y derechos fundamentales con equidad social, debemos hablar claro, no tartamudear y pronunciar las palabras correctas, no discriminados o excluidos, sino homosexuales, lesbianas, y comprometer los votos que sean necesarios para desde el Ejecutivo garantizarles un Estatuto de Derechos, deberemos entender que la diversidad es un valor esencial en la democracia, que no basta dos hombres de la mano en una franja o dos mujeres dándose un beso en otra, pues sabemos que eso no es más que la repetición sosa de alguna teleserie que incluyó a homosexuales en su libreto. Esta vez habrá que ser claros, homosexuales y lesbianas tienen derechos no sólo a no ser discriminados, sino el derecho a ser reconocidos y a no más invisibilizació n. Y decir que valoramos cuando dos mujeres o dos hombres deciden hacer su vida en común y que esperamos lo hagan abiertamente.
Que sabemos que no basta con hablar de educación pública de calidad, sino que la debemos asegurar, que estamos dispuestos a destinar recursos del 10% de las ventas del cobre para  fomentar la investigación en ciencias exactas y tecnología. Que sabemos que estamos en deuda. Que nuestra la dependencia de la matriz energética nacional se debe a la falta de voluntad por décadas de fomentar la investigación de los centros especializados de nuestra Universidad Pública, deuda que habrá que saldar para poder usar el ticket de la OCDE en serio y no sólo en eventos sociales.
Que nos sentimos avergonzados de la distancia entre los colegios privados en que se educa la élite y los liceos y escuelas públicas que acusan su abandono. Que la deuda histórica con los profesores no es una cuestión de números, es la voluntad manifiesta que queremos que éstos impartan clases en Chonchi, Putre, La Pintana o Chol-Chol, y que sean los mejores, para que tenga sentido, que los niños son el futuro de Chile, y que cuando decimos eso hablamos precisamente de los niños de Pudahuel o Puerto Saavedra y no solo de aquellos que han tenido la fortuna de nacer en una cuna en el sector oriente de Santiago.
Esta segunda vuelta, se ganará en las calles, pero se ganará hablando claro y sin atarantarse con las palabras y para ello deberemos sumar de manera honesta a aquellos que no votaron por la opción mas conservadora de la Concertación, le deberemos decir a la clase media que el impuesto tope del 42% no se condice con aquél que pagan las empresas, que la idea de ME-O y Arrate de discutir la estructura tributaria cuenta con nuestro apoyo.
No ganaremos con discursos fofos, con analistas de calculadora, con aquellos que sonreían, probablemente por exceso de ravotril, el 13 de diciembre, cuando muchos sabíamos que nos habían golpeado, tampoco con quienes no estén dispuestos a mayor democracia en los partidos y menos con aquellos que intentaron dar golpes de Estado en éstos, pues muchos de ellos, parlamentarios electos, ganaron cuales caudillos de los años cuarenta cobrando nuevos y viejos favores.
Frei. No sus asesores, publicistas, voceros, peluqueros, maquilladores, sastres o tramoyas, tiene la palabra. Convocar a los ciudadanos de izquierda, liberales y progresistas que votamos por Frei, Arrate y ME-O a garantizar un Nuevo Trato. Queremos ver el 11 de marzo una ministra de Educación lesbiana, un ministro del Interior ordenando el retiro de las fuerzas policiales de Angol y Ercilla y negociando un Estatuto de Autonomía con el Pueblo Mapuche. Un ministro joven en la Segpres, enviando sin vacilar la nulidad de la Ley de Amnistía como lo ordenó la Corte Interamericana en el caso Almonacid. Una ministra de Medio Ambiente que no tolere más que la mierda de toda la ciudad vaya a parar a las poblaciones de la periferia de Santiago. Un ministro de Hacienda decidido a modificar la estructura tributaria de los grandes capitales y un Presidente convocando a una Nación desde la diversidad a una Asamblea Constituyente. Si Frei logra hacernos ver que ese Chile si es posible, entonces, derrotaremos a la derecha el 17 de enero.
 

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