Queridas compañeras y compañeros presentes;
Ante que todo saludar a cada una de las compañeras con un fuerte abrazo en este día de la mujer, nuestro día.
A días del terremoto y antes de intentar hilar algunas palabras relacionadas con este día, quiero expresarles mi profundo dolor y preocupación por las consecuencias humanas y sociales provocadas por el maremoto que ha azotado una vasta parte de nuestro Chile. He recorrido con algunos jóvenes de nuestro Partido lugares afectados y en efecto las imágenes de destrucción se repiten en todos los rincones que visitamos, pero también se repite el animo de reconstrucción de salir adelante a pesar del impacto vivido. La ciudadanía ya está dando respuesta y ésta es positiva.
En estos momentos de tragedia no quisiera polemizar, estoy conciente que unidos reconstruiremos el país, sin embargo considero necesario que comencemos a reunir algunas pistas de análisis que nos ayuden a explicarnos ciertas experiencias vividas. La catástrofe que nos azota nos está mostrando una vez más el país que tenemos, hemos realizado grandes progresos recuperando la democracia y las libertades políticas, el país ha crecido en infraestructura en conectividad, en cultura, pero sin embargo nuestra sociedad sigue estando marcada por la desigualdad y los contrastes sociales, hemos construido una sociedad donde se han impuesto el individualismo, la libre iniciativa, la libre competencia, el arréglate como puedas se ha vuelto cotidiano, una sociedad donde se ha fragilizado la educación pública y donde los medios de comunicación, la salud y la previsión sucumben a las leyes del mercado, una sociedad donde las redes sociales son casi inexistentes donde la ciudadanía aparece poco organizada. Esto que señalo quedó expresado en las primeras imágenes después del terremoto y aunque dolorosas, debemos reconocer que algunos corrieron a saquear los supermercados y otros, aquellos que poseen más medios, corrieron también a comprar y a acaparar bienes de primera necesidad vitales en la emergencia. Estas actitudes son cuestionables y condenables ética y moralmente, pero aunque sintamos vergüenza ajena debo reconocer que no me sorprenden demasiado ya que rinden cuenta de lo anteriormente señalado.
Felizmente el individualismo de las primeras horas de la tragedia ha ido desapareciendo, imponiéndose la ayuda colectiva la imagen de un país que se levanta que se organiza, donde los jóvenes parten a prestar una ayuda solidaria a aquellos que lo necesitan. Este es el Chile que queremos; un Chile donde los vecinos compartamos y busquemos juntos las soluciones a las dificultades, un Chile donde organizados controlemos a través de nuestras instituciones a nuestros elegidos y que juntos votemos las leyes que reduzcan las desigualdades de nuestra sociedad, un Chile que no tolere la irresponsabilidad de las grandes empresas, como es el caso de algunas constructoras que hasta hoy no han sido capaces de dar la cara y acercarse a los vecinos para dar una respuesta seria a aquellos que han visto como sus hogares se han derrumbado, un Chile que no tolere que grandes empresarios, muy cuestionados socialmente, se vistan de uniforme para realizar una crítica política al quehacer de las autoridades democráticas. Un Chile donde las autoridades sepan responder en forma seria y transparente frente a la ciudadanía. Un Chile que progrese, que se prepare para el futuro, pero que se preocupe de brindar las mismas oportunidades a todos los chilenos, un Chile que instruya y eduque a todos los chilenos y chilenas, en síntesis un Chile justo socialmente.
Este 8 de marzo nos encuentra al final de la más importante experiencia política de nuestra historia. La Concertación de Partidos por la Democracia deja el poder político y debe, desde la acción, sumirse en la reconstrucción y en la renovación. Este proceso, en lo que nos concierne como Partido Socialista, deberá hacerse a partir de una reflexión en donde todas y todos participemos sin excepción, sin que nadie sobre y en donde cada uno de nosotras y de nosotros se sienta constructor de este nuevo proyecto de izquierda que debemos construir con los pies bien plantados en nuestra historia y en nuestros éxitos.
Compañeras, antes de terminar quisiera enviar un especial saludo a Michelle, nuestra Presidenta, que en estos momentos de dolor ha sabido sobreponerse a su situación familiar y enfrentar con afecto, seriedad y sabiduría su responsabilidad como jefa de Estado. Creo que Michelle en este día Internacional de la Mujer representa el alma de las mujeres que con coraje se la juegan cada día por su familia, su grupo social y el país.
En el año del bicentenario los desafíos son múltiples, pero en estas circunstancias los que aparecen como más urgentes son la reconstrucción y la unidad de las fuerzas progresistas de nuestra sociedad.
Por último quisiera que me disculpen, en condiciones normales este encuentro y mis palabras habrían sido completamente diferentes, pero aunque lo intenté no pude construir un discurso más político, como mujer y ciudadana debo asumir que el impacto de la catástrofe es muy fuerte. El fantasma del terremoto está muy presente y creo que nos marcará profundamente como país.
A trabajar y a construir juntas y juntos.
Mariana Arellano Espinoza
Vicepresidenta Nacional de la Mujer
Partido Socialista de Chile
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