lunes, 4 de abril de 2011

LIBIA: EL DILEMA DE OBAMA. Por Héctor Vega

Obama y Sarkozy enfrentan elecciones en un plazo no muy lejano, 2012. Obama intenta desmarcarse de la política agresiva de Bush y de sus compromisos mundiales como policía del mundo, y trata de liberar a EEUU de dos guerras [1].

Sarkozy es parte de la derecha nacionalista francesa, más aparentado a la IV República de la posguerra, período que en 16 años se suceden veintiún gobiernos. Francia asume con dificultad la descolonización en África, sus dirigentes lideran fugas hacia adelante [fuite en avant] de gobiernos que en política exterior oscilan entre el gaullismo derechista y el centrismo del RPR, la SFIO y el Partido Radical.

Los acuerdos entre las potencias occidentales en la guerra civil en Libia tienen que ver con intereses actuales en el petróleo, y el agua –su territorio esconde un mar de agua y es apropiado decir que esta es la primera guerra por el agua en el siglo XXI. Pero también la guerra civil en Libia tiene que ver con las sinergias políticas creadas en la segunda mitad del siglo XX. El hito fundamental está marcado por el 26 de julio de 1956, cuando Gamal Abdel Nasser proclama en la ciudad de Alejandría la nacionalización del Canal de Suez. Ese año cambió la historia del Medio Oriente y en palabras de Georges Corm “la nacionalización del Canal de Suez es un hecho histórico incomparable y es como un manantial del cual surgieron muchos acontecimientos cuya influencia persiste hasta hoy.[2]
En 1956, en Francia es Primer Ministro Guy Mollet, socialista proclive a entendimientos con los partidos de derecha y de centro y que participa junto con Inglaterra e Israel en la invasión del Sinaí y del Canal de Suez. Guerra que la ONU, la URSS y EEUU detienen obligando a las potencias invasoras a un cese del fuego y aceptar tropas de la ONU como fuerza de interposición. Es una época de confusión en la política francesa que resiente el liderazgo de las dos superpotencias de la posguerra, EEUU y la URSS, que dirigen la política mundial en desmedro de sus principales aliados durante la conflagración mundial, Francia y Gran Bretaña. En una fuga hacia adelante, Mollet, el 10 de septiembre de 1956 lleva adelante una curiosa gestión en Londres, de la cual no existen registros en la Cancillería francesa, en la que propone a Antony Eden, Primer Ministro conservador del Reino Unido, la unión política con Inglaterra, bajo el reinado de Isabel II, y en subsidio unirse al Commonwealth. Idea de Mollet rechazada por la opinión pública de ambos lados de La Mancha.
Los actores de la defensa de los DDHH en África
 Para los pueblos del Medio Oriente y África negra, estas fugas hacia adelante, de socios históricos en empresas coloniales como Francia y Gran Bretaña, la acción de la OTAN en la guerra civil Libia no constituye una sorpresa. Es parte de su política de intervenciones y tráfico de armas en el continente.[3]
Conciencia que esta vez se consolida en el mundo cuando tres décadas después la opinión pública mundial sabe que en Rwanda, pese al embargo impuesto por Naciones Unidas, llegaron armas al arsenal del gobierno de Habyarimana, las mismas que utilizaron los autores de las matanzas de Tutsis –un millón– y que provenían de Francia, China, Bélgica, Corea del Sur, Israel y Sudáfrica. Ninguna de las empresas o individuos que participaron en el genocidio [Amnistía Internacional menciona a Mil-Tec, con sede en el Reino Unido] jamás fue llevada a los tribunales para responder por sus acciones. Como lo subraya esta organización de DDHH, es una triste ironía que los mismos países que forman parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se supone están encargados de mantener la paz y seguridad en todo el mundo, son aquellos que proporcionan armas y entrenamiento militar y de seguridad con las cuales se hace reinar el terror y las violaciones a los derechos humanos. De ese grupo forman parte: Alemania, Bulgaria, China, Estados Unidos, Francia, Israel, Reino Unido, Rumania, Rusia, Sudáfrica y Ucrania.
Agreguemos, que los mismos que hoy proclaman la defensa de los DDHH en el conflicto libio participaron en el genocidio, que significó la guerra de exterminio en el Líbano y que continúa en Palestina para controlar de esa manera el Medio Oriente. Son también los responsables de la cárcel de Abu Ghraib y del campo de concentración en Guantánamo.
Pero la ley de la guerra es universal. Porque se justifica para América Latina en los Documentos de Santa Fe [1980-2000], que preconizan la intervención unilateral contra “Estados peligrosos”, aún cuando el Estado que mereciere tal calificación, por la autoridad estadounidense, no hubiese incurrido en agresiones, con lo cual en último término, se consagra el principio de la guerra preventiva con licencia para matar.
En resumen ese es el cartel que exhiben ante el mundo las potencias de la OTAN que hoy defienden los DDHH en Libia.
El dilema de Obama: Al Qaeda o el “nasserismo modernizador” de Kadafi
Obama en dos guerras, Irak y Afganistán, con un déficit fiscal impresionante [1,29 billones de dólares en 2010] y la perspectiva del mayor déficit fiscal de la historia en 2011 de 1,5 billones de dólares, una opinión pública particularmente crítica a bajas estadounidenses en guerras que rechaza o no entiende, una apuesta electoral cercana [2012], entiende que el Imperio no está en capacidad de abrir más frentes. Sin embargo, ninguno de los elementos citados tiene la consistencia e importancia que finalmente han decido a Obama a comanditar la intervención en la guerra civil en Libia.
Existe una gran duda acerca de qué significado tiene la democracia para el bando del nordeste en Libia. Desde luego no se trata ni de la democracia europea, ni norteamericana en su sentido contemporáneo. Hasta ahora muy poco se sabe del llamado Consejo Nacional de Transición formado en Bengasi, muchos de cuyos miembros no son públicos. Como grupo armado, sin equipos ni armas para llevar adelante una guerra civil, el Consejo demanda urgentemente la intervención extranjera para derrocar a Kadafi. Dos gobiernos los han reconocido, Francia y Portugal. EEUU no está dispuesto a revivir el fracaso de las guerras de Irak y Afganistan y se remite a la ONU y a la OTAN para tomar la dirección del apoyo al Consejo Nacional de Transición y derrocar a Kadafi.
Hay un estudio de la Academia Militar de West Point [2007] [4] cuyos autores Joseph Felter y Brian Fishman revisaron los llamados Registros Sinjar, capturados por el ejército norteamericano durante la guerra en Irak que revela la composición de los grupos combatientes islámicos en ese país con procedencia de países del Medio Oriente. [5] El estudio revela que 17% [61] de los combatientes de Al Qaeda infiltrados en Irak a través de Egipto y Siria provenía de Libia; 41% [151] de Arabia Saudita. Un dato no menor es que 85.2% [52] del grupo libio de Al Qaeda eran combatientes suicidas, 13.1% [8] combatientes propiamente tales y 1.6% [1] en otras tareas. El contingente libio era militante del LIFG [sigla de Lybian Islamic Fighting Group, es decir Grupo Libio Islámico de Combate] grupo centrado principalmente en Bengasi y Darnah y que hace parte de Al-Qaida desde el 3 de noviembre de 2007. [6]
Otro estudio escrito por Webster G. Tarpley, [24 de marzo, 2011] [7] estima que en el LIFG existen fracciones que preconizan la lucha en Libia contra Kadafi antes que el combate en Irak. El autor concluye que EEUU podría caer en la misma trampa en que cayó Reagan en los ‘80 del siglo pasado cuando armó a los mujahedin afganos en la guerra que sostuvieron contra los invasores soviéticos con misiles Stinger y otras armas modernas que después fueron utilizadas contra las tropas norteamericanas.[8] Tarpley agrega que Al Qaeda fue creada en esos años por EEUU como una suerte de Legión Árabe contra la presencia soviética con los resultados en el largo término que todos lamentan hoy en día.
En el presente este historial no es descartado por el gobierno norteamericano, incluyendo el rol histórico que jugó Kadafi cuando adoptó como política un “naserismo modernizador” siempre en el contexto de la asociación y complicidad de tribus, clanes familiares y grupos étnicos que caracteriza la política africana. Obama sabe que difícilmente encontrará en las asociaciones islámicas y tribus aparentadas al grupo Senussi, aliados para un modelo de Estado democrático occidental. Más aún si debe poner en la balanza la alianza con militantes islamitas de Al Qaeda cuya influencia es importante en el nordeste.
La base étnica del LIFG se encuentra en la tribu Harabi, siendo sus líderes principales Abdul Fatah Younis y Mustafa Abdul Jalil. Younis fue hasta el 22 de febrero de 2011 General y Ministro del Interior de Kadafi. Alianza circunstancial que no puede esconder la enemistad de la tribu Harabi con Kadafi que expropió parte de sus tierras y las repartió entre tribus con menos poder y leales a su régimen.
A los Harabi se unen los Obeidat que aparte de identificarse con la monarquía sustentan un fuerte odio racial a los Fezzan del sur de Libia, que tienen una piel oscura y que los del nordeste acusan de ser mercenarios negros bajo las órdenes de Kadafi. Este rasgo racista y discriminatorio se ha concretado en el pasado en linchamientos en el nordeste contra africanos del Chad, Mali, Burkina Fasso, Senegal, Costa de Marfil que trabajan en Libia. Odio racial particularmente vivo en la provincia Cyrenaica del Nordeste.
Históricamente el nordeste libio ha estado asociado con la secta de los Senussi [o Sanussi] particularmente enemiga del occidente y partidaria de la monarquía. El rey Idris I perteneció a dicha secta y fue instalado en 1951 por los británicos y derrocado por Kadafi en el golpe de Estado de 1969. Los actuales rebeldes del este enarbolan la bandera de la monarquía y algunos piensan que sus preferencias se encuentran más cerca de la monarquía que de la democracia republicana.
Nótese que en un comunicado del 16 de marzo, la agencia Reuters señalaba que dos tribus importantes de la ciudad de Bengasi declararon su apoyo a Kadafi a saber, las tribus de Tarhuna y Warfalla.[9]  El alineamiento de fuerzas al interior de Libia prosigue, miembros del Ministerio de Kadafi hacen abandono de sus funciones, otro, Musa Kusa de Relaciones Exteriores llega a Londres en circunstancias aún no aclaradas. China declara que la Resolución 1973 de Naciones Unidas no ha sido respetada. Funcionarios del gobierno de Gran Bretaña admiten que es posible proveer de armas a los rebeldes. La OTAN declara que esto es ilegal. Pese a ello en la reunión en Londres de 36 países llamaron a Kadafi a renunciar. En una u otra forma la presión militar continúa en el terreno como la única opción capaz de abrir el camino a una solución política, pero esto ya es materia del próximo artículo.
NOTAS
[1] La expresión de sacar a EEUU de dos guerras pertenece, y es la opinión sobre la política de Obama, de Anne-Marie Slaughter quien fuera hasta el mes de febrero Jefe de Política del Departamento de Estado. Agrega, [Obama] “no va a hacer cosas que nos distraigan de Afganistán. Y eso es consistente con lo que yo llamo la doctrina Obama: que otros países tendrán que hacer más en un orden internacional más diverso” Véase La reticencia de Obama a que Estados Unidos tome el liderazgo en los conflictos internacionales. The Financial Times Limited en Diario Financiero. Lunes 28 de marzo de 2011, p. 34.
[2] Georges Corm, historiador y economista libanés es citado por Efraim Davidi en “La crisis del Canal de Suez en 1956: el fin de una época en el Medio Oriente y el comienzo de otra.”
[3] Está vivo el recuerdo de la liberación de los países del Sub Sahara, con líderes eliminados por sospechas de su inclinación socialista como Modibo Keita en Mali, 1968; Amílcar Cabral en Guinea Bissau, 1973, Thomas Sankará en Burkina Faso, 1987… Otros fueron recuperados para el poder colonial francés como Léopold Sedar Senghor 1980 [Senegal]; Félix Houphouët-Boigny, 1993[Costa de Marfil]…En la pos guerra, Francia tramó la separación de los pueblos del desierto, las tribus Tuareg del sub-Sahara, de las aún colonias del Sudán francés y que a comienzos de los ‘60 del siglo pasado serían declaradas por De Gaulle estados independientes a saber, Mauritania, Malí, Burkina Faso y Niger. En la historia reciente está la reivindicación del pueblo saharaui por recuperar el Sahara occidental, apoyado por Argelia y Libia contra la realeza marroquí.
[4] El título del original en inglés es: Al-Qaída’s Foreign fighters in Iraq. A first look at the Sinjar records. Harmony Project. Combating Terrorism Center, Departamento de Ciencias Sociales de la Academia Militar de EEUU en West Point, New York.
[5] Los Registros Sinjar provenían de un raid de las fuerzas de la Coalición en octubre de 2007 en la frontera de Siria con Irak. Contiene registros de 700 extranjeros que entraron en Irak entre agosto del 2006 y agosto de 2007, se refieren a su país y ciudad de origen, edad, empleo y el nombre de quien lo reclutó y aún la ruta que tomó el combatiente para llegar a Irak.
 [6] La traducción inglesa del texto citado puede verse en http://www.ctc.usma.edu/harmony/FFBiosTrans.pdf y la traducción de los Registros Sinjar así como su original en árabe en la dirección: http://www.ctc.usma.edu/harmony/Foreign_Fighter_BiosOrig.pdf .
 [7] El título original del studio es: The CIA’s Libya Rebels: The Same Terrorists who Killed US, NATO Troops in Iraq. Webster G. Tarpley, Ph.D. TARPLEY.net. March 24, 2011. Este estudio se puede acceder en http://tarpley.net/2011/03/24/the-cia%E2%80%99s-libya-rebels-the-same-terrorists-who-killed-us-nato-troops-in-iraq/
 [8] Se refiere al apoyo que EEUU prestó a los mujahedin contra el régimen del Partido Popular de Afganistán sostenido por la URSS durante el gobierno de Brezhnev, guerra que se prolongó entre 1979 y 1989. Ver Héctor Vega. La Fortaleza Americana. Capítulo IV Poder Imperial. Edición ARCIS-CLACSO, 2009, Ps. 85-134.

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