Hace 23 años,
 un 5 de octubre como hoy, una amplia mayoría de chilenos y chilenas 
logró reencauzar la historia y devolverle la democracia a Chile.  La
 conformación de esa mayoría democrática fue posible por el encuentro de
 fuerzas muy diversas, que debieron superar diferencias y disputas, 
dejar de lado odiosidades y actuar con generosidad y sentido patriótico.
 El gran objetivo de recuperar la democracia se impuso por sobre los 
cálculos y rencores.  Se actuó con visión de futuro y las 
chilenas y chilenos volvimos a sentirnos orgullosos de lo que éramos 
capaces de hacer en conjunto.
Hoy volvemos a
 estar ante el desafío de construir una mayoría para impulsar los 
cambios que Chile necesita. Hay una ciudadanía amplia y diversa que se 
expresa sin miedos, que quiere vivir plenamente la democracia y no se 
resigna a las restricciones y distorsiones de nuestro actual sistema 
político. La demanda de igualdad y el rechazo a los abusos y 
discriminaciones recorren el país y se traducen en un nuevo espíritu 
ciudadano. Hay un anhelo compartido de sentirnos parte de un proyecto de
 país que acoja nuestros sueños y los actores políticos tenemos 
nuevamente la responsabilidad de darle respuesta a esa aspiración.  
Los 20 años 
en que la Concertación de Partidos por la Democracia estuvo en el 
gobierno son motivo de orgullo por los grandes pasos que dimos como 
país.  La convivencia democrática, la reducción de la 
pobreza y el crecimiento económico fueron una constante del periodo. Los
 chilenos y chilenas accedieron ampliamente a oportunidades y niveles de
 bienestar que antes estaban reservados para unos pocos. La autocrítica,
 sin embargo, es un componente central de nuestra mirada sobre esos 20 
años. Somos plenamente conscientes que hay reformas complejas y 
ambiciosas que nuestra sociedad requiere y que siguen pendientes. La 
permanencia de una democracia con restricciones y de un orden social y 
económico dominado por la lógica del mercado, son la principal expresión
 de ello. El enfrentamiento decidido de las desigualdades requiere de 
cambios sustantivos y debemos reconocer que nuestra acción política no 
se opuso con suficiente determinación al veto de los poderes fácticos y 
de una parte importante de la derecha, respecto de esas reformas. Como 
consecuencia de ello, los abusos y discriminaciones que afectan nuestra 
convivencia no han sido debidamente enfrentados. Debimos poner más 
voluntad en ese empeño y asumimos nuestra responsabilidad.
Proyecto de país.  La
 nueva etapa que el país está comenzando requiere de un nuevo proyecto, 
basado en los logros que hemos alcanzado, pero con el foco puesto en los
 próximos 20 años. Las reformas sustantivas que están pendientes deben 
ser una parte central de dicho proyecto. Así como el 5 de octubre de 
1988 empezamos a cerrar la triste historia de la dictadura y a transitar
 el camino hacia la democracia, hoy, 23 años después, queremos abrir 
paso a un nuevo ciclo, marcado por el compromiso de cambiar Chile para 
lograr que la democracia, la justicia, la igualdad y el respeto a cada 
uno de los chilenos y chilenas sean las bases de nuestro desarrollo. 
Ese Chile que queremos es nuestro norte y su concreción debe reflejarse en un proyecto de futuro que contenga tres grandes ámbitos de reformas:
--Una nueva Constitución para Chile,
 que amplíe nuestra democracia, traspase decididamente el poder de 
participar en las decisiones, que hoy está radicado en muy pocas manos, y
 termine con el veto de la minoría en nuestro sistema político. Uno de 
los sellos de la nueva institucionalidad debe ser la regionalización 
decidida de nuestra estructura de gobierno. Así también, el texto 
constitucional debe reflejar una visión compartida acerca del papel del 
Estado y las garantías constitucionales de los ciudadanos, superando el 
sesgo neo-liberal que hoy predomina. 
--Un acuerdo social para terminar con las desigualdades y los abusos de la sociedad chilena.
 Ello implica acometer reformas profundas en varios sectores, incluyendo
 el cambio en el modelo educativo, la dictación de un nuevo Código del 
Trabajo, un nuevo trato con los pueblos originarios, la elevación 
sustantiva de la protección de los consumidores, una acción positiva que
 haga efectiva la igualdad de la mujer, una nueva generación de reformas
 en la salud que profundicen la solidaridad y un pacto tributario que 
eleve la capacidad de recaudación del Estado y la distribuya de una 
forma más justa.
--La definición de un desarrollo para todos. No
 nos sirve cualquier desarrollo ni uno que se funde exclusivamente en el
 crecimiento económico. Queremos un tipo de desarrollo inclusivo que 
priorice la creación de trabajos dignos y decentes, la sustentabilidad 
ambiental, la calidad de vida, el respeto de los derechos de los pueblos
 originarios y la equidad territorial y de género, como algunos de sus 
componentes esenciales.  Para ello el Estado debe asumir un
 rol relevante en la orientación del desarrollo, y en garantizar bienes 
públicos en términos de calidad y cobertura.
Nueva mayoría social y política.  Un
 proyecto de país para los próximos 20 años que responda a estas 
orientaciones requiere de una mayoría ciudadana que lo sustente y de una
 fuerza política que sea expresión de ésta.  Queremos 
avanzar en una perspectiva de futuro, que no se detiene en los últimos 
20 años sino que se pregunta y se compromete con los próximos 20 años.  Queremos
 contribuir a la conformación de una nueva mayoría social y política 
para cambiar Chile, en la dirección de un nuevo país.  Nuestro
 compromiso y nuestras energías irán dirigidos a un proyecto de país en 
el centro del cual esté una nueva agenda social contra el abuso y la 
desigualdad.  Este grito por más democracia, más igualdad y
 mayor participación, requieren de una actitud de mayor desprendimiento,
 que incorpore el aporte de las nuevas generaciones.
Nueva generación por el cambio.
 Queremos convocar a una nueva generación por el cambio que reclama 
espacios de participación ciudadana y que tiene mucho que aportar (sub 
40). Los protagonistas de esta nueva generación no habían cumplido la 
mayoría de edad para el plebiscito del 88 y muchos no habían ni siquiera
 nacido. Ellos han asumido un fuerte protagonismo en la movilización social de los últimos tiempos.  Están
 en las profesiones, en los barrios, en los centros educacionales, en 
las Iglesias, en las ONGs, en la sociedad civil, en los sindicatos, en 
las empresas, entre las mujeres y los pueblos originarios, y quieren 
hacer su propia contribución al esfuerzo compartido de construir un país
 más democrático, más justo y más solidario.  También están en nuestros partidos, y en otros partidos.  Queremos que ellos sean protagonistas en la primera línea del proyecto que ofrecemos al país.
La coalición.  Los
 partidos de la Concertación declaramos nuestra voluntad de concurrir a 
la conformación de una nueva mayoría para cambiar Chile junto a otros 
actores sociales y políticos del centro y la izquierda con quiénes 
lleguemos a concordar un proyecto de país. No sabemos la forma concreta y
 precisa que adoptará la coalición que en definitiva encarne esta 
voluntad mayoritaria y de gobierno. Hay un legítimo debate entre nosotros respecto de cómo se construirá esta nueva mayoría.  Sí
 sabemos que el eje ordenador de todo este esfuerzo será el proyecto de 
país que nos propongamos realizar. Entendemos que este es un proceso que
 debe hacerse con generosidad, sobre la base de un diálogo sin vetos y 
una agenda sin exclusiones. Quienes estamos hoy aquí, tenemos el 
convencimiento que aunar voluntades nos permitirá recuperar la confianza
 de miles de chilenos y chilenas que hoy ven con estupor cómo el 
gobierno de la derecha echa por tierra los sueños de mayor participación
 y cambios en la sociedad. Haremos todos los esfuerzos necesarios para 
constituir una mayoría social y política que represente a ese nuevo 
Chile del bicentenario.
La oposición. Somos
 partidos de oposición a un gobierno de derecha, que promueve la 
concentración del poder en todos los ámbitos. Tenemos que aportar 
sustantivamente a construir una oposición con personalidad, con entidad,
 que se exprese frente a un gobierno de derecha en defensa de los 
ciudadanos y sus derechos.  La gente quiere unidad de la oposición.  En este esfuerzo no caben las exclusiones.  Todos somos necesarios.  La
 oposición es mucho más amplia que la Concertación y no pretendemos 
dictaminar nosotros cómo deberá articularse. Lo tendremos que definir 
entre todos pero, desde ya, declaramos nuestra voluntad de converger en 
un esfuerzo unitario y de coordinación que nos permita actuar en 
conjunto. Por de pronto, estamos en condiciones de dar las siguientes 
certezas: nos jugaremos por llevar candidaturas únicas de oposición a 
las alcaldías en todo el país, sobre la 
base de una plataforma programática común y definido a través de un 
proceso de primarias allí donde exista competencia real; generaremos una
 instancia de coordinación legislativa y de las bancadas de la 
oposición, haciendo sentir las mayorías parlamentarias para hacer 
justicia frente a las demandas ciudadanas; impulsaremos el más amplio 
diálogo ciudadano de las fuerzas políticas y sociales en todo el 
territorio con miras a trabajar en un proyecto de futuro en base a los 
tres grandes áreas de reformas propuestas en este mismo documento.  Para
 darle concreción a esta coordinación de la oposición proponemos la 
realización en el próximo periodo de un Foro Democrático, que incluya a 
actores políticos y ciudadanos, para debatir y definir la agenda de la 
oposición y una metodología de trabajo conjunta.
Nuestro compromiso.
 La conformación de una nueva mayoría que le dé sustento a un proyecto 
transformador para Chile ha de tener como base la restitución del 
diálogo y la confianza entre el mundo social y las fuerzas políticas que
 encarnen dicho proyecto. Hay un camino que recorrer para lograr ese 
objetivo.  No hay atajos sino la necesidad de una labor 
persistente y consistente. Se necesita, sin embargo, comenzar con gestos
 contundentes de parte de nuestro mundo político que muestren que hay 
una voluntad de cambio y una apertura a trabajar de una forma distinta y
 mejor de la que hemos tenido hasta ahora. 
- Compromiso a favor de cambios democráticos que amplíen la participación ciudadana.
 Es necesario demostrar de forma inequívoca que no vamos a sacrificar 
las reformas que son urgentes para mantener cuotas de poder o restarle 
incertidumbre a los próximos procesos electorales. Por ese motivo, 
exigiremos al gobierno la votación del proyecto de inscripción 
automática y su completa tramitación antes de fin de año para asegurar 
su implementación para las elecciones municipales. No aceptaremos más 
excusas ni explicaciones “técnicas” para detener esta reforma y 
comprometemos todos nuestros votos para ese objetivo. Presentaremos en 
el corto plazo un proyecto con apoyo transversal de la oposición para 
poner límite a la reelección y reemplazar el sistema binominal por uno 
proporcional. Impulsaremos los cambios legales necesarios para terminar 
con el sistema de los quorum supramayoritarios. Así mismo, daremos una 
tramitación acelerada al proyecto de ley de primarias, buscando que se 
pueda aplicar para las elecciones municipales y generaremos un acuerdo 
que viabilice la aprobación de la elección directa de los consejeros 
regionales. Por último, promoveremos una nueva ley de partidos políticos
 que establezca estándares de transparencia, democracia interna y 
financiamiento.
- Compromiso de respaldo al movimiento estudiantil:
 No podemos permitir que el gran movimiento por la educación termine en 
un fracaso y una frustración. El gobierno del Presidente Piñera ha 
demostrado no tener ninguna voluntad de acoger la demanda de fondo que 
este conflicto ha evidenciado y nuestra prioridad será darle sustento a 
través de una acción conjunta de la oposición. El movimiento estudiantil
 ya tuvo un importante triunfo que debemos consolidar y hacer visible: 
la generación de una mayoría política que apoya sus demandas, que abarca
 el centro, la izquierda y sectores independientes cercanos a la 
derecha. Debemos poner en acción a esa mayoría con iniciativas concretas
 de apoyo a las demandas sobre lucro, gratuidad y fortalecimiento de la 
educación pública. Esa deberá ser la base de un programa para un futuro 
gobierno. Así también, nos coordinaremos para detener los proyectos del 
gobierno que pretenden ahogar el movimiento con medidas represivas y 
para impulsar que los temas de fondo sean discutidos en el parlamento 
sin excusas ni dilaciones. 
- Compromiso por impulsar desde ya las reformas que queremos:
 La política debe sacar su foco de los debates internos y volcarse a las
 necesidades del país y al impulso decidido de las reformas que la 
ciudadanía está esperando. Cambiaremos nuestra modalidad de trabajo para
 poner el énfasis donde debe estar, sustituyendo una política puertas 
adentro por una política puertas afuera, que se haga cargo de las 
aspiraciones de la gente. Para ello, constituiremos equipos políticos 
transversales y de alto nivel que tengan iniciativa y vocería en los 
temas principales donde pretendemos impulsar reformas. (Nueva 
Constitución, Agenda por la Igualdad y Desarrollo Inclusivo). Su tarea 
será promover un debate abierto a la ciudadanía en todos estos temas, 
que incluya a diversos actores políticos y ciudadanos. Así también, 
estos equipos deberán tomar iniciativa para proponer proyectos, medidas 
de fiscalización, denuncias y generar opinión en todas las materias 
relacionadas con su temática de trabajo. 
Este es 
nuestro compromiso para esta nueva etapa. Con ello, no pretendemos 
cerrar un debate sino dar inicio a un proceso que debiera incluir a 
muchos más, especialmente a esos ciudadanos y ciudadanas que aspiran a 
ser parte de un proyecto de país inclusivo y democrático. Queremos ser 
un aporte a ese objetivo y trabajaremos firmemente para ello. Tenemos la
 convicción que una mayoría de chilenos y chilenas comparte ese sueño y 
nuestra tarea será que esa mayoría se exprese y actúe unida.
Concertación de Partidos por la Democracia
Santiago, 5 de Octubre de 2011 
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