Obama y Sarkozy                 enfrentan elecciones en un plazo no muy lejano, 2012.                 Obama intenta desmarcarse de la política agresiva de                 Bush y de sus compromisos mundiales como policía del                 mundo, y trata de liberar a EEUU de dos guerras [1].
Sarkozy es parte de la derecha nacionalista francesa,                 más aparentado a la IV República de la posguerra,                 período que en 16 años se suceden veintiún gobiernos.                 Francia asume con dificultad la descolonización en                 África, sus dirigentes lideran fugas hacia adelante [fuite en avant] de gobiernos que en                 política exterior oscilan entre el gaullismo derechista                 y el centrismo del RPR, la SFIO y el Partido Radical.
Los acuerdos entre las potencias occidentales en la                 guerra civil en Libia tienen que ver con intereses                 actuales en el petróleo, y el agua –su territorio                 esconde un mar de agua y es apropiado decir que esta es                 la primera guerra por el agua en el siglo XXI. Pero                 también la guerra civil en Libia tiene que ver con las                 sinergias políticas creadas en la segunda mitad del                 siglo XX. El hito fundamental está marcado por el 26 de                 julio de 1956, cuando Gamal Abdel Nasser proclama en la                 ciudad de Alejandría la nacionalización del Canal de                 Suez. Ese año cambió la historia del Medio Oriente y en                 palabras de Georges Corm “la nacionalización del Canal                 de Suez es un hecho histórico incomparable y es como un                 manantial del cual surgieron muchos acontecimientos cuya                 influencia persiste hasta hoy.[2]
En 1956, en Francia es                 Primer Ministro Guy Mollet, socialista proclive a                 entendimientos con los partidos de derecha y de centro y                 que participa junto con Inglaterra e Israel en la                 invasión del Sinaí y del Canal de Suez. Guerra que la                 ONU, la URSS y EEUU detienen obligando a las potencias                 invasoras a un cese del fuego y aceptar tropas de la ONU                 como fuerza de interposición. Es una época de confusión                 en la política francesa que resiente el liderazgo de las                 dos superpotencias de la posguerra, EEUU y la URSS, que                 dirigen la política mundial en desmedro de sus                 principales aliados durante la conflagración mundial,                 Francia y Gran Bretaña. En una fuga hacia adelante,                 Mollet, el 10 de septiembre de 1956 lleva adelante una                 curiosa gestión en Londres, de la cual no existen                 registros en la Cancillería francesa, en la que propone                 a Antony Eden, Primer Ministro conservador del Reino                 Unido, la unión política con Inglaterra, bajo el reinado                 de Isabel II, y en subsidio unirse al Commonwealth. Idea                 de Mollet rechazada por la opinión pública de ambos                 lados de La Mancha.
Los actores de la                   defensa de los DDHH en África
 Para los pueblos del                 Medio Oriente y África negra, estas fugas hacia                 adelante, de socios históricos en empresas coloniales                 como Francia y Gran Bretaña, la acción de la OTAN en la                 guerra civil Libia no constituye una sorpresa. Es parte                 de su política de intervenciones y tráfico de armas en                 el continente.[3]
Conciencia que esta vez                 se consolida en el mundo cuando tres décadas después la                 opinión pública mundial sabe que en Rwanda, pese al                 embargo impuesto por Naciones Unidas, llegaron armas al                 arsenal del gobierno de Habyarimana, las mismas que                 utilizaron los autores de las matanzas de Tutsis –un                 millón– y que provenían de Francia, China, Bélgica,                 Corea del Sur, Israel y Sudáfrica. Ninguna de las                 empresas o individuos que participaron en el genocidio                 [Amnistía Internacional menciona a Mil-Tec, con sede en                 el Reino Unido] jamás fue llevada a los tribunales para                 responder por sus acciones. Como lo subraya esta                 organización de DDHH, es una triste ironía que los                 mismos países que forman parte del Consejo de Seguridad                 de Naciones Unidas, que se supone están encargados de                 mantener la paz y seguridad en todo el mundo, son                 aquellos que proporcionan armas y entrenamiento militar                 y de seguridad con las cuales se hace reinar el terror y                 las violaciones a los derechos humanos. De ese grupo                 forman parte: Alemania, Bulgaria, China, Estados Unidos,                 Francia, Israel, Reino Unido, Rumania, Rusia, Sudáfrica                 y Ucrania.
Agreguemos, que los                 mismos que hoy proclaman la defensa de los DDHH en el                 conflicto libio participaron en el genocidio, que                 significó la guerra de exterminio en el Líbano y que                 continúa en Palestina para controlar de esa manera el                 Medio Oriente. Son también los responsables de la cárcel                 de Abu Ghraib y del campo de concentración en                 Guantánamo.
Pero la ley de la guerra                 es universal. Porque se justifica para América Latina en                 los Documentos de Santa Fe [1980-2000], que preconizan                 la intervención unilateral contra “Estados peligrosos”,                 aún cuando el Estado que mereciere tal calificación, por                 la autoridad estadounidense, no hubiese incurrido en                 agresiones, con lo cual en último término, se consagra                 el principio de la guerra preventiva con licencia para                 matar.
En resumen ese es el                 cartel que exhiben ante el mundo las potencias de la                 OTAN que hoy defienden los DDHH en Libia.
El dilema de Obama: Al                   Qaeda o el “nasserismo modernizador” de Kadafi
Obama en dos guerras,                 Irak y Afganistán, con un déficit fiscal impresionante                 [1,29 billones de dólares en 2010] y la perspectiva del                 mayor déficit fiscal de la historia en 2011 de 1,5                 billones de dólares, una opinión pública particularmente                 crítica a bajas estadounidenses en guerras que rechaza o                 no entiende, una apuesta electoral cercana [2012],                 entiende que el Imperio no está en capacidad de abrir                 más frentes. Sin embargo, ninguno de los elementos                 citados tiene la consistencia e importancia que                 finalmente han decido a Obama a comanditar la                 intervención en la guerra civil en Libia.
Existe una gran duda                 acerca de qué significado tiene la democracia para el                 bando del nordeste en Libia. Desde luego no se trata ni                 de la democracia europea, ni norteamericana en su                 sentido contemporáneo. Hasta ahora muy poco se sabe del                 llamado Consejo Nacional de Transición formado en                 Bengasi, muchos de cuyos miembros no son públicos. Como                 grupo armado, sin equipos ni armas para llevar adelante                 una guerra civil, el Consejo demanda urgentemente la                 intervención extranjera para derrocar a Kadafi. Dos                 gobiernos los han reconocido, Francia y Portugal. EEUU                 no está dispuesto a revivir el fracaso de las guerras de                 Irak y Afganistan y se remite a la ONU y a la OTAN para                 tomar la dirección del apoyo al Consejo Nacional de                 Transición y derrocar a Kadafi.
Hay un estudio de la                 Academia Militar de West Point [2007] [4] cuyos                 autores Joseph Felter y Brian Fishman revisaron los                 llamados Registros Sinjar, capturados por el ejército                 norteamericano durante la guerra en Irak que revela la                 composición de los grupos combatientes islámicos en ese                 país con procedencia de países del Medio Oriente. [5]                 El estudio revela que 17% [61] de los combatientes de Al                 Qaeda infiltrados en Irak a través de Egipto y Siria                 provenía de Libia; 41% [151] de Arabia Saudita. Un dato                 no menor es que 85.2% [52] del grupo libio de Al Qaeda                 eran combatientes suicidas, 13.1% [8] combatientes                 propiamente tales y 1.6% [1] en otras tareas. El                 contingente libio era militante del LIFG [sigla de                 Lybian Islamic Fighting Group, es decir Grupo Libio                 Islámico de Combate] grupo centrado principalmente en                 Bengasi y Darnah y que hace parte de Al-Qaida desde el 3                 de noviembre de 2007. [6] 
Otro estudio escrito por                 Webster G. Tarpley, [24 de marzo, 2011] [7]                 estima que en el LIFG existen fracciones que preconizan                 la lucha en Libia contra Kadafi antes que el combate en                 Irak. El autor concluye que EEUU podría caer en la misma                 trampa en que cayó Reagan en los ‘80 del siglo pasado                 cuando armó a los mujahedin afganos en la guerra que                 sostuvieron contra los invasores soviéticos con misiles                 Stinger y otras armas modernas que después fueron                 utilizadas contra las tropas norteamericanas.[8]                 Tarpley agrega que Al Qaeda fue creada en esos años por                 EEUU como una suerte de Legión Árabe contra la presencia                 soviética con los resultados en el largo término que                 todos lamentan hoy en día.
En el presente este                 historial no es descartado por el gobierno                 norteamericano, incluyendo el rol histórico que jugó                 Kadafi cuando adoptó como política un “naserismo                 modernizador” siempre en el contexto de la asociación y                 complicidad de tribus, clanes familiares y grupos                 étnicos que caracteriza la política africana. Obama sabe                 que difícilmente encontrará en las asociaciones                 islámicas y tribus aparentadas al grupo Senussi, aliados                 para un modelo de Estado democrático occidental. Más aún                 si debe poner en la balanza la alianza con militantes                 islamitas de Al Qaeda cuya influencia es importante en                 el nordeste.
La base étnica del LIFG                 se encuentra en la tribu Harabi, siendo sus líderes                 principales Abdul Fatah Younis y Mustafa Abdul Jalil.                 Younis fue hasta el 22 de febrero de 2011 General y                 Ministro del Interior de Kadafi. Alianza circunstancial                 que no puede esconder la enemistad de la tribu Harabi                 con Kadafi que expropió parte de sus tierras y las                 repartió entre tribus con menos poder y leales a su                 régimen. 
A los Harabi se unen los                 Obeidat que aparte de identificarse con la monarquía                 sustentan un fuerte odio racial a los Fezzan del sur de                 Libia, que tienen una piel oscura y que los del nordeste                 acusan de ser mercenarios negros bajo las órdenes de                 Kadafi. Este rasgo racista y discriminatorio se ha                 concretado en el pasado en linchamientos en el nordeste                 contra africanos del Chad, Mali, Burkina Fasso, Senegal,                 Costa de Marfil que trabajan en Libia. Odio racial                 particularmente vivo en la provincia Cyrenaica del                 Nordeste.
Históricamente el                 nordeste libio ha estado asociado con la secta de los                 Senussi [o Sanussi] particularmente enemiga del                 occidente y partidaria de la monarquía. El rey Idris I                 perteneció a dicha secta y fue instalado en 1951 por los                 británicos y derrocado por Kadafi en el golpe de Estado                 de 1969. Los actuales rebeldes del este enarbolan la                 bandera de la monarquía y algunos piensan que sus                 preferencias se encuentran más cerca de la monarquía que                 de la democracia republicana.
Nótese que en un                 comunicado del 16 de marzo, la agencia Reuters señalaba                 que dos tribus importantes de la ciudad de Bengasi                 declararon su apoyo a Kadafi a saber, las tribus de                 Tarhuna y Warfalla.[9]  El                   alineamiento de fuerzas al interior de Libia prosigue,                   miembros del Ministerio de Kadafi hacen abandono de                   sus funciones, otro, Musa Kusa de Relaciones                   Exteriores llega a Londres en circunstancias aún no                   aclaradas. China declara que la Resolución 1973 de                   Naciones Unidas no ha sido respetada. Funcionarios del                   gobierno de Gran Bretaña admiten que es posible                   proveer de armas a los rebeldes. La OTAN declara que                   esto es ilegal. Pese a ello en la reunión en Londres                   de 36 países llamaron a Kadafi a renunciar. En una u                   otra forma la presión militar continúa en el terreno                   como la única opción capaz de abrir el camino a una                   solución política, pero esto ya es materia del próximo                   artículo.
NOTAS
[1] La expresión de                 sacar a EEUU de dos guerras pertenece, y es la opinión                 sobre la política de Obama, de Anne-Marie Slaughter                 quien fuera hasta el mes de febrero Jefe de Política del                 Departamento de Estado. Agrega, [Obama] “no va a hacer                 cosas que nos distraigan de Afganistán. Y eso es                 consistente con lo que yo llamo la doctrina Obama: que                 otros países tendrán que hacer más en un orden                 internacional más diverso” Véase La reticencia de Obama                 a que Estados Unidos tome el liderazgo en los conflictos                 internacionales. The Financial Times Limited en Diario                 Financiero. Lunes 28 de marzo de 2011, p. 34.
[2] Georges Corm,                 historiador y economista libanés es citado por Efraim                 Davidi en “La crisis del Canal de Suez en 1956: el fin                 de una época en el Medio Oriente y el comienzo de otra.”
[3] Está vivo el                 recuerdo de la liberación de los países del Sub Sahara,                 con líderes eliminados por sospechas de su inclinación                 socialista como Modibo Keita en Mali, 1968; Amílcar                 Cabral en Guinea Bissau, 1973, Thomas Sankará en Burkina                 Faso, 1987… Otros fueron recuperados para el poder                 colonial francés como Léopold Sedar Senghor 1980                 [Senegal]; Félix Houphouët-Boigny, 1993[Costa de                 Marfil]…En la pos guerra, Francia tramó la separación de                 los pueblos del desierto, las tribus Tuareg del                 sub-Sahara, de las aún colonias del Sudán francés y que                 a comienzos de los ‘60 del siglo pasado serían                 declaradas por De Gaulle estados independientes a saber,                 Mauritania, Malí, Burkina Faso y Niger. En la historia                 reciente está la reivindicación del pueblo saharaui por                 recuperar el Sahara occidental, apoyado por Argelia y                 Libia contra la realeza marroquí.
[4] El título del                 original en inglés es: Al-Qaída’s Foreign fighters in                 Iraq. A first look at the Sinjar records. Harmony                 Project. Combating Terrorism Center, Departamento de                 Ciencias Sociales de la Academia Militar de EEUU en West                 Point, New York.
[5] Los Registros Sinjar                 provenían de un raid de las fuerzas de la Coalición en                 octubre de 2007 en la frontera de Siria con Irak.                 Contiene registros de 700 extranjeros que entraron en                 Irak entre agosto del 2006 y agosto de 2007, se refieren                 a su país y ciudad de origen, edad, empleo y el nombre                 de quien lo reclutó y aún la ruta que tomó el                 combatiente para llegar a Irak. 
 [8] Se refiere al apoyo                 que EEUU prestó a los mujahedin contra el régimen del                 Partido Popular de Afganistán sostenido por la URSS                 durante el gobierno de Brezhnev, guerra que se prolongó                 entre 1979 y 1989. Ver Héctor Vega. La Fortaleza                 Americana. Capítulo IV Poder Imperial. Edición                 ARCIS-CLACSO, 2009, Ps. 85-134.