Un nuevo cable de Wikileaks, dado a conocer por el sitio periodístico Ciper Chile,  reveló cómo las presiones de la embajada de Estados Unidos lograron que  la ex Presidenta Michelle Bachelet y su gabinete pasaran sobre un fallo  unánime de la Corte Suprema y la institucionalidad medio ambiental para  lograr la aprobación de la termoeléctrica Campiche. Escándalo que roza  además al actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. 
 
Fue  en junio de 2009, luego de la larga pelea que la comunidad de  Puchuncaví había dado para impedir que ahí se instalara termoeléctrica a  carbón, que la Corte Suprema, por unanimidad falló en contra de la  Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema) de Valparaíso, que en 2008  había aprobado la construcción de la central Campiche. Según el máximo  tribunal, la resolución era ilegal pues no consideraba el uso de suelo  para áreas verdes con el fin de permitir la construcción del proyecto  altamente contaminante lo que “provoca un menoscabo evidente al entorno”  y vulneraba  el “derecho constitucional a vivir en un medio ambiente  libre de contaminación”. 
El  fallo de la Suprema encendió la alerta en Washington ya que AES Gener,  empresa de dueña de Campiche, es la filial de AES, la segunda compañía  energética de Estados Unidos, según informa Ciper y detalla que la  inversión que en ese momento quedaba paralizada ascendía a US$ 500  millones. Además, la termoeléctrica buscaba generar 270 MW de potencia,  correspondiente a un tres por ciento de la matriz chilena en ese momento  y a un diez por ciento de los proyectos en construcción.
Fue  entonces que el embajador estadounidense en Chile, Paul Simons, según  revela Wikileaks, tomó cartas en el asunto y comenzó un fuerte lobby al  interior de La Moneda. Repartiendo entre los ministerios una carta del  secretario de Comercio en Washington, Gary Locke, el diplomático  aseguraba que la paralización de Campiche ponía en riesgo la inversión  extranjera en el país, no sólo de Estados Unidos, también de Corea e  Italia, proveedores del proyecto.
Y  Simons encontró un apoyo cerrado en las autoridades chilenas. Luego de  reunirse con los entonces ministros del Interior, Edmundo Pérez Yoma; de  Energía, Marcelo Tokman, y de Economía, Hugo Lavados,  el embajador  recibió todo el respaldo del gobierno para “resolver el problema” y  sacar adelante el proyecto, incluso, el jefe de gabinete se comprometió a  dedicar al mejor de sus asesores a solucionar el tema.
El  blanco de las gestiones diplomáticas para instalar la empresa privada  estadounidense en Chile era ahora el director de la Comisión Nacional de  Medio Ambiente, Álvaro Sapag, pero ahí también las puertas estuvieron  abiertas… y de par en par, ya que como se revela en los cables, el  director del organismo público se reunió al menos seis veces con los  ejecutivos de AES Gener para trabajar en conjunto los pasos que los  llevarían a obtener el permiso medio ambiental.
La  piedra de tope que ahora quedaba era, precisamente, la calificación en  el uso del suelo impugnada por la Suprema. El tema era resorte de la  ministra de Vivienda, Patricia Poblete, y hasta esa repartición llegó  entonces Simons el 9 de noviembre de 2010. Según el cable revelado por  Wikileaks, en la reunión la secretaria de Estado reconoció que “ha  recibido muchas peticiones para encontrar una vía para que AES Gener  pueda reanudar el trabajo en la planta”, entre ellas, una llamada de la  Presidenta Bachelet.
El  embajador contó además que en el encuentro la ministra Poblete le  señaló que hubiera sido más simple recurrir a ella antes de comenzar a  construir la termoeléctrica y no perder tiempo en gestiones con la  cartera de Energía.
Acordaron  cambiar el Plan Regulador de la zona para permitir el emplazamiento de  Campiche. Trabajo en el que ya estaba abocado ese ministerio y que, en  vista de que la propuesta había recibido 66 observaciones desde la  Contraloría General de la República, Poblete le contó que estaban  conversando directamente con la oficina del contralor Ramiro Mendoza  para asegurarse de que fuera aceptado.
Pero  el gobierno de Bachelet ya estaba llegando a su fin y el tiempo  apremiaba. En una movida estratégica, AES Gener decidió mirar hacia el  futuro y contratar al estudio Bofill, Mir & Álvarez, Hinzpeter, Jana Abogados, del que era socio el actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, para llevar la arista judicial del caso.
Por  su parte, el gerente general de AES Gener, Felipe Cerón, se reunió con  la ministra Poblete y le contó a Simons que le había señalado que el  cambio en el Plan Regulador se demoraría hasta febrero de 2010, pero que  el gobierno barajaba la opción de modificarlo por decreto si fuera  necesario. Y así fue, el 31 de diciembre de 2009, a pocos días de dejar  el poder, el Ejecutivo emitió el Decreto Supremo Nº 68 donde cambiaban  las condiciones del juego estableciendo que si el 30 por ciento de la  superficie permite un uso de suelo para actividades productivas, se  podrán desarrollar.
Esa  era precisamente la situación en la que se encontraba la zona donde se  emplazaba Campiche, con un 33 por ciento del terreno destinado a uso  industrial. El camino estaba ahora despejado para la instalación de la  termoeléctrica, pues con esto se echaban por tierra además los  argumentos que había esgrimido la Corte Suprema en su fallo.
Era  el alcalde de Puchuncaví, hasta ese momento uno de los más férreos  opositores al proyecto, el último escollo por salvar. La solución salió  del bolsillo: la empresa se comprometió a invertir cerca de cuatro  millones de dólares en la comunidad y ochenta millones de dólares para  mejorar la tecnología de las cuatro plantas termoeléctricas emplazadas  en la zona. Un aporte de campaña al que ningún alcalde se puede negar.
“Santos en la corte”
Pero la “presencia” de AES Gener en Chile no se limita a Campiche ni al pasado gobierno.
A  través de Empresa Eléctrica Angamos, AES Gener contempla comenzar a  operar en abril la primera unidad de la termoeléctrica Angamos, en  Mejillones. El proyecto está conectado con el Sistema Interconectado del  Norte Grande (SING), su construcción ha estado a cargo de la empresa  surcoreana Posco Engineering & Construction Co. y la filial tiene  contratos con Minera Escondida y Minera Spence, ambas de BHP Billiton, para vender casi la totalidad de la energía que produzca.
En  la misma bahía de Mejillones se desarrolla la termoeléctrica Cochrane,  que contempla la inversión de US$1.100 millones mediante la filial  Norgener y fue aprobada por la Corema de Antofagasta en septiembre de  2009.
La  compañía también desarrolla la central termoeléctrica Los Robles, en el  sector Punta Pacoco de Constitución, con una inversión de US$1.300  millones. El proyecto fue aprobado por la Corema del Maule, decisión  criticada duramente en un informe de la Cámara de Diputados que subraya  sus efectos en el medioambiente.
Asimismo,  AES Gener impulsa el proyecto hidroeléctrico Alto Maipo, aprobado a  fines de marzo de 2009 por la Corema metropolitana. Implica una  inversión de US$700 millones para la construcción de dos centrales,  Alfalfal II y Las Hojas, que abastecerían con 531 megawatts al Sistema  Interconectado Central. Sus efectos en los ríos del valle y el  abastecimiento de agua potable en la región Metropolitana provocaron  oposición ciudadana y también cuestionamientos desde la Cámara de  Diputados. Aun así, el ex ministro de Energía, Ricardo Raineri, señaló  en noviembre que el proyecto tendría un impacto ambiental bajo. La  compañía espera iniciar las obras este año.
Sin  embargo, el escándalo que se generó al conocer el contenido de los  cables diplomáticos detallando la red de influencias a la que hizo mano  la empresa estadounidense, motivó a parlamentarios socialistas a pedir  que se investiguen estas denuncias.
Marcelo  Díaz, diputado PS, recalcó que con esto se revela  “el poder económico,  articulado con el poder político y lobbysta… hoy día uno de ellos  ministro del Interior que estuvo detrás del lobby de Campiche, y que  también tiene vínculos privados con Castilla, y antes otro ministro del  Interior. Aquí lo que está en juego es la legitimidad y la ley en la  defensa de los intereses de las comunidades afectadas por estos  megaproyectos que tienen impactos medio ambientales devastadores”.
Efectivamente,  tener al ex abogado de la empresa, Rodrigo Hinzpeter, como ministro del  Interior, le podría dar confianza a la multinacional de poder salvar  los escollos con los que se puedan encontrar para ejecutar sus proyectos  energéticos, pese a la oposición ciudadana y a las fiscalizaciones de  los diputados.
El  ímpetu indagatorio de los diputados, quienes solicitan ampliar el plazo  e incluir estos antecedentes en la comisión investigadora por  aprobación de proyectos energéticos que actualmente funciona en la  Cámara, fue bien recibida desde La Moneda.
“Me  parece estupendo, creo que una de las facultades de la Cámara es la de  fiscalización, si quiere fiscalizar las acciones del gobierno anterior  en esta materia, bienvenido sea”, dijo confiado el biministro de Energía  y Minería, Laurence Golborne.
Lo  que el secretario de Estado no mencionó es que la empresa sumó  recientemente un nuevo “santo en la corte”: el actual subsecretario de  Energía, Sergio del Campo, fue desde 2002 y hasta asumir el cargo en  febrero de 2011, gerente general de Eléctrica Guacolda, empresa que  opera la termoeléctrica del mismo nombre, y que también es una filial de  AES Gener.